::Social – El comedor social de La Prosperidad reclama ayuda urgente y sostenida en el tiempo
- «Uff. Madre mía. Me gustaría ser optimista. Vamos a ver cómo salimos. No lo veo fácil». Con este pesimismo se manifiesta Antonio Moya, quien junto con otra veintena de voluntarios trabaja para dar de comer a las personas que se acerca al local que tiene la Asociación Social ‘La Prosperidad San Gabriel’. Se trata de una ONG que cuenta con un comedor -en el que por turnos, de 20 en 20, siguen dando de comer a unas 160 personas al día-, un dispensario y un servicio de reparto de alimentos a domicilio para aquellas familias que tienen que estar confinadas.
La lucha de esta ONG es día a día, ya que para abrir dependen de las donaciones del Banco de Alimentos, de grupos como Mercadona, de donaciones de empresas y de contribuciones como La Caixa, quien les acaba de entregar 10.700 € para seguir abriendo.
Si un día les llega una caja de pollos, los reparten entre las personas necesitadas; si otro día, es otro producto básico, entregan ese otro producto. Y así, día tras día.
Moya afirma que a esta crisis está siendo especialmente agresiva, ya que ha acabado con los pocos ahorros que tenían trabajadores que han sufrido un ERTE y que, en muchas ocasiones, todavía no han cobrado nada o con los empleos precarios, muchos de ellos en la economía sumergida, como el de limpiadoras o personas que se dedicaban a cuidar a las personas mayores.
Falta leche de continuación, faltan cereales para papillas, falta aceite… Por todo ello, necesitan que en estos momentos «la solidaridad brille a tope». Una atención de urgencia y que se deberá mantener en el tiempo, ya que esto no se va a arreglar en bastante tiempo, añade Moya.