
Cuando pensamos en videojuegos deportivos, los primeros que vienen a la mente suelen ser de fútbol, baloncesto o tenis. Sin embargo, la industria no se limita a los deportes más populares. A lo largo de los años han aparecido títulos que se atreven con disciplinas menos conocidas, e incluso con deportes inventados, ofreciendo experiencias tan curiosas como divertidas.
En los años 80, uno de los primeros ordenadores-consola en conquistar a los jugadores fue el Spectrum. Esta máquina se convirtió en un referente de la época y recibió un catálogo inmenso: desde obras maestras hasta juegos olvidables. Entre ellos, aparecieron propuestas deportivas de lo más peculiares. Un ejemplo es Strongman, donde controlábamos a un forzudo que debía levantar y mover objetos pesadísimos, un concepto difícil de encajar como “deporte”.
Otro título fue Australian Rules Football, una adaptación del particular fútbol australiano, un híbrido entre rugby y fútbol, prácticamente desconocido fuera de Oceanía.
Con el paso del tiempo, las desarrolladoras aprendieron que no todo se traducía en ventas, y fueron más cautas al elegir qué disciplinas llevar a las consolas. Aun así, siguieron apareciendo juegos basados en deportes minoritarios. Uno de los mejores ejemplos es Windjammers, creado por Data East. Este arcade frenético convirtió el lanzamiento de frisbee en un duelo competitivo lleno de estilo ochentero y acción rápida, que aún conserva una comunidad fiel.
Otro caso es el clásico juego escolar del balón prisionero. Aunque no sea un deporte profesional, inspiró a sagas japonesas muy queridas. En Mega Drive destacó Dodgeball Kuy Kid, que añadía poderes especiales y una dosis extra de violencia a los partidos.
Más adelante, títulos como Super Dodgeball en Nintendo DS modernizaron la propuesta con gráficos renovados y mecánicas más dinámicas.
Pero la creatividad no se detuvo ahí. En ocasiones, los desarrolladores decidieron inventar deportes completamente nuevos. En PC surgió Chaos League, un “fútbol americano” intergaláctico donde los equipos estaban formados por alienígenas y las reglas eran inexistentes: todo valía, desde usar armas hasta golpear brutalmente a los rivales.
Y si hablamos de deportes ficticios, es imposible olvidar el quidditch, nacido en el universo de Harry Potter. Una
mezcla fantástica de varios deportes tradicionales, pero jugado en escobas voladoras. Su versión más conocida en videojuegos fue Harry Potter Quidditch World Cup, un título que permitía participar en un mundial mágico.
Estos juegos, aunque no alcanzaron la fama de un FIFA o un NBA 2K, demostraron que el deporte en los videojuegos puede ser tan variado e imaginativo como la propia creatividad de los desarrolladores.