Artículos de Opinión

MISIÓN IMPROBABLE: DE SANLÚCAR A MARBELLA

De la Costa de la Luz a la Costa del Sol, el Hércules afronta su prueba más difícil: sumar fuera o quedarse atrás.

Habrán notado, por el título, que uno no puede evitar su pasión por el cine… La verdad es que el primer título que me vino a la cabeza fue “Misión imposible” porque, hasta ahora, el Hércules ha sido incapaz de ganar un partido fuera de su estadio. También pensé en la famosa saga de Torrente “Misión en Marbella. Operación Gol en el descuento”, pero me pareció un poco frívolo.

Lo cierto es que el Hércules afronta ahora una de esas travesías que parecen sacadas de una película de acción de presupuesto limitado. Dos salidas consecutivas con un objetivo que sigue resistiéndose: ganar fuera de casa. De Sanlúcar de Barrameda a Marbella, no hay tregua posible, hay seis puntos en juego que marcarán las aspiraciones reales del equipo, decidirán si el Hércules mira hacia la parte alta de la tabla o vuelve a quedar atrapado, una vez más, en ese limbo clasificatorio que no da ni frío ni calor.

Conseguir cuatro o seis puntos sería volver con un botín valioso, pero la condición de peor visitante de la categoría convierte la empresa en una misión tan necesaria como complicada.

Es verdad que algo está cambiando. Antes, ni los más optimistas soñaban con poder igualar un 0–2, como sucedió en Tarragona. Hasta la llegada del nuevo entrenador, los delanteros no marcaban goles, ahora sí. Pero lo que realmente necesita el Hércules es sumar lejos de Alicante, porque sin eso todo lo demás se queda en espejismo.

El último partido volvió a concentrar todas las fragilidades y virtudes de esta temporada: primer tiempo impreciso, segundo tiempo más digno y gol agónico para salvar la noche. El público pitó al descanso, cansado de ver cómo, con un jugador más desde el minuto 30, el equipo no terminaba de imponerse. Lo acabó haciendo, sí, pero cuando muchos ya habían abandonando el estadio con un sentimiento de impotencia y frustración.

Hay cosas que mejoran, sí; pero otras siguen sin explicación. Porque el guion cambió cuando entró quien no debería haber salido del once: Aranda. Este chico no solo juega: interpreta. Ve cosas que los demás ni intuyen, rompe líneas y da claridad en medio del atasco. No es que merezca ser titular: es que sin él, el Hércules pierde su brújula. Y con él, el equipo encuentra un plan.

Las bandas, por fin, participaron con sentido. Hubo desborde, centros y vida en el área. Y cuando hay vida ahí, ocurre lo inevitable: los delanteros marcan goles. Fran Sol ya se ha asentado como el “9” natural, pero después de ver a Bolo actuando como delantero improvisado, es inevitable plantearse la necesidad de buscar un nuevo atacante en el mercado de invierno, alguien de perfil distinto, que aporte lo que ahora mismo no existe en la plantilla y permita que el Hércules no dependa siempre del mismo guion.

Y aquí surge la pregunta que muchos aficionados se hacen desde hace años: si de verdad se quiere ascender, el club tiene que acertar en el mercado de invierno. No es una opinión, es una necesidad. Pero también resulta inevitable recordar que el año pasado, cuando a estas alturas el equipo estaba en puestos de playoff, no se reforzó la plantilla para dar el salto definitivo. Entonces, ¿qué nos hace pensar que esta vez sí se va a hacer el esfuerzo? El Hércules necesita un golpe de ambición, no solo en el césped, sino también en los despachos.

Beto, que no se deja llevar por la euforia que supone ganar en el descuento, lo tiene claro. Tanto, que el domingo —el día después del partido— los mandó a entrenar.

No por castigo, sino por mensaje: “Aún no hemos ganado fuera.”

Y para ascender, tarde o temprano, hay que hacerlo.

Por eso estas dos jornadas no son viajes de trámite: son veredictos. Primero Sanlúcar, luego Marbella. Dos escenarios incómodos, dos rivales en descenso y dos oportunidades para demostrar que este Hércules no quiere vivir eternamente del descuento ni sobrevivir a base de pulsaciones.

La misión es improbable, sí. Pero de eso va este equipo: de convertir lo improbable en posible. Y si toca ganar otra vez en el descuento, se gana. Pero esta vez, mejor que no haga falta.

Porque Sanlúcar y Marbella no son destinos: son exámenes que cuentan, y mucho, en la evaluación final. Y el Hércules ya ha repetido demasiados cursos.

Paco Hernández

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