El invicto del Valencia Basket en la Liga Endesa duró hasta su visita al Palacio de los Deportes de Granada. Allí, el equipo taronja chocó con un muro (rojo, intenso y muy inspirado) y acabó cayendo por 85-79 ante un Covirán Granada que firmó su mejor versión de la temporada. El resultado deja algo más que una derrota: muestra el poder del acierto exterior y de una defensa que no dejó respirar al conjunto de Pedro Martínez.
El arranque fue un torbellino. Tres triples consecutivos de Lluís Costa abrieron un parcial de 15-0 que encendió al público y obligó al técnico valenciano a parar el partido cuando apenas habían pasado tres minutos. Granada jugaba con la confianza de quien siente el aro del tamaño de una piscina: metió 11 de sus 12 primeros tiros de campo y llegó a dominar por 16 puntos ante un Valencia atascado y sin puntería (falló sus primeros ocho triples).
Aunque el rebote ofensivo dio segundas oportunidades a los visitantes, los puntos no llegaban. Un primer triple de Moore y las acciones bajo el aro de Pradilla aliviaron un poco la herida (28-17 al final del primer cuarto), pero la sensación era clara: Granada mandaba en ritmo, intensidad y acierto.
El segundo cuarto trajo la reacción taronja. Pradilla, López-Arostegui y Thompson lideraron un parcial de 0-9 que redujo distancias y encendió la alarma local. Ramón Díaz pidió tiempo muerto, y su equipo respondió recuperando la energía defensiva que lo había puesto por delante. Granada volvió a golpear desde el perímetro con Valtonen y Matt Thomas, mientras que Xabi López-Arostegui tiraba del carro para mantener a Valencia en la pelea. Al descanso, 43-36, y la sensación de que el partido podía girar en cualquier momento.
Sin embargo, el guion no cambió tras el descanso. Granada siguió castigando desde el triple: Thomas, Valtonen, Costello… el festival exterior no tenía fin. Valencia Basket trataba de responder con Pradilla y Montero, pero no lograba encadenar dos ataques acertados seguidos. Cada intento de remontada se estrellaba contra la agresividad local y un nuevo triple que desarmaba cualquier intento de reacción. Con un 64-53 al final del tercer cuarto, el Covirán Granada olía la victoria.
El último cuarto tuvo algo de suspense. Valencia recortó con un buen tramo de Reuvers y un triple de Montero (74-68), pero cada vez que parecía acercarse, Bozic o Kljajic aparecían para devolver el golpe. Granada jugaba con madurez, cerrando bien el rebote y manejando los tiempos. Los últimos intentos desde el perímetro de los taronja llegaron tarde. La desventaja se maquilló, pero el resultado final (85-79) fue justo y merecido.
Pedro Martínez lo resumió sin rodeos tras el encuentro:
“Felicitar a Granada por cómo ha jugado. Han sido mejores en todo: táctica, energía, agresividad. Son justos ganadores”.
La derrota deja al Valencia Basket con una lección clara: en una liga tan igualada, no basta con talento si el rival te supera en intensidad. Y Granada, con un público entregado y un acierto de otra galaxia, lo hizo todo bien para firmar una noche redonda.




