
Alicante volvió a demostrar que cuando la solidaridad se sube a una moto, no hay semáforo que la frene. Cerca de medio millar de motoristas tomaron este sábado las calles de la ciudad en la tercera edición de la Papanoelada, una iniciativa ya consolidada en el calendario navideño alicantino que combina espectáculo, convivencia y un objetivo claro: recoger juguetes para familias en situación de vulnerabilidad.
Desde primera hora de la mañana, el ambiente ya dejaba claro que no se trataba de una ruta cualquiera. Cascos,chaquetas y motos se tiñeron de rojo y blanco, mientras Papá Noel —en versión motera— se multiplicaba por decenas. A las 10.30 horas, la caravana arrancó desde la zona comprendida entre la calle Río Júcar y la avenida Neptuno, dando inicio a un recorrido que atravesó buena parte de la ciudad y captó la atención de vecinos, peatones y conductores.
La iniciativa, organizada por Liga Unión Motoristas Alicante (LUMA) y Ángeles Guardianes, con la colaboración del Ayuntamiento de Alicante, ha logrado reunir cientos de juguetes nuevos gracias a las donaciones realizadas durante las últimas semanas por ciudadanos y empresas. Juguetes que, en los próximos días, llegarán a hogares donde la Navidad no siempre viene envuelta en papel de regalo.
La ruta, larga y muy visible, pasó por avenidas y plazas emblemáticas como Mare Nostrum, Gran Vía, Alfonso el
Sabio, Luceros o Maisonnave, convirtiendo la ciudad en un auténtico escaparate solidario sobre dos ruedas. No fue solo un desfile: fue una llamada de atención, un recordatorio colectivo de que la Navidad también va de compartir.
El recorrido finalizó en las inmediaciones del pabellón Pitiu Rochel, donde los participantes fueron recibidos con una chocolatada que sirvió como punto de encuentro y cierre festivo de la jornada. Motores apagados, cascos fuera y sonrisas visibles tras una mañana intensa, pero cargada de sentido.
Desde el consistorio se recordó que la campaña de recogida de juguetes continúa activa en distintos puntos municipales, como la Concejalía de Bienestar Social y los centros sociales, además de espacios colaboradores como la sede de Vectalia. El requisito es claro: juguetes nuevos, para garantizar que todos los niños y niñas los reciban en las mejores condiciones.
La Papanoelada no es solo una concentración motera ni una estampa curiosa para redes sociales. Es el ejemplo de cómo una afición puede transformarse en una herramienta de impacto social real. Alicante ya la ha hecho suya, y edición tras edición, esta caravana solidaria sigue creciendo en participación, visibilidad y compromiso.
Porque a veces, el mejor regalo no viene en una caja. Llega en forma de moto, ruido de motor… y muchas ganas de ayudar.




