
En un momento en el que el camino hacia el baloncesto profesional parece estar escrito en piedra, del instituto a la NCAA y de ahí el salto a la NBA, hay quienes deciden romper el guion. Michael Joseph Connelly, nacido en 2006 y con ofertas de programas NCAA División I, ha hecho justo eso: dejar Estados Unidos para formarse en España. Y no lo ha hecho por capricho, sino como parte de una apuesta estratégica que empieza a dar sus frutos.
Michael no es un jugador cualquiera. Su familia está profundamente vinculada a la NBA: su padre, Joe Connelly, y su tío, Tim Connelly, son figuras reconocidas en las oficinas de los Minnesota Timberwolves. Pero él ha querido construir su propio camino, lejos de los focos familiares, apostando por el baloncesto europeo, y más concretamente por el modelo español, conocido por su exigencia táctica, su énfasis en los fundamentos y su lectura del juego.
Además llegó de la mano de uno de los grandes. Connelly fue recomendado ni más ni menos que por Pablo Prigioni, el jugador leyenda de Lucentum, actualmente entrenador de la selección de Argentina y ayudante en Timberwolves, casi nada.
El camino inverso: de EE. UU. a Europa… y luego NCAA
La decisión de Michael no solo es poco común, es casi revolucionaria. “Fue probablemente la decisión más difícil de mi vida”, confiesa. “Nunca había estado en Europa, pero entendí que esta oportunidad era única. El estilo de juego español encaja perfectamente con mi forma de jugar”.
Y lo está demostrando. En su primera temporada en España, Michael se ha convertido en el jugador más destacado del equipo en Tercera FEB, compitiendo a nivel senior con una madurez que sorprende. Además, se prepara para disputar la EYBL U20, una de las ligas internacionales más exigentes para su edad.
Su evolución no es casual. Entrena cada día bajo la dirección de Kostas Vasileiadis, exjugador ACB y Euroliga, y miembro del mejor quinteto de la EuroCup. Un mentor ideal para un jugador exterior que busca elevar su nivel competitivo.
Kostas es la garantía de calidad que jugadores como Connelly necesitan para que un proyecto tan especial como el del Lucentum funcione. Aporta ese plus de experiencia y buen hacer que el griego siempre ha practicado en toda su carrera profesional, tanto como jugador como en su condición de técnico sabedor de cómo practicar buen baloncesto.
Lucentum Basket Academy: el puente entre dos mundos
La historia de Michael no se entiende sin el proyecto que lo acoge: el Lucentum Basket Academy, coordinado por Ionuț Georgescu, director técnico del HLA Lucentum Alicante. Esta academia, que forma parte del Lucentum Basketball HUB, se ha convertido en un referente internacional, con 29 jugadores de países como Rumanía, Suecia, México, Egipto o Alemania.
Su objetivo es claro: formar jugadores en Europa para proyectarlos hacia la NCAA o el baloncesto profesional, multiplicando sus opciones en un entorno competitivo, multicultural y estructurado.
Michael es el ejemplo perfecto de que este modelo funciona. “El baloncesto europeo me ha hecho más fuerte, más inteligente y más maduro”, afirma. “Estoy preparado para contribuir desde el primer día en la NCAA”.
Competir contra hombres con años de experiencia: el reto de la categoría senior
Uno de los aspectos más llamativos de su experiencia en España es que, con solo 19 años, compite contra jugadores adultos, muchos con años de experiencia. “Sabía que me enfrentaría a hombres con años de experiencia, así que me preparé físicamente para la dureza del baloncesto español. No quería que me vieran como una desventaja o un emparejamiento débil por no estar físicamente preparado”.
Su rendimiento en Tercera FEB lo confirma: no solo compite, destaca. “Cada partido quiero mostrar progreso. Quiero llegar a un punto donde sea irreconocible comparado con el jugador que llegó aquí por primera vez”.
Integración total: idioma, cultura y equipo
Michael no solo ha asumido el reto deportivo. También se ha sumergido en la cultura española. Estudia español en Elcano, lo que le permite comunicarse mejor con sus compañeros y entender el entorno. “Me encanta poder entender cuando los locales me hablan. Además, he visitado muchos lugares monumentales de Alicante. Ha sido muy especial”.
Su relación con el equipo es igual de profunda. “Aunque pocos hablan inglés, los veo como mis hermanos. Me recibieron con los brazos abiertos. Las relaciones que he construido aquí no tienen precio”.
Preparación física y mental: el salto está cerca
Michael ha trabajado duro para estar listo. “Este verano fue el que más duro he trabajado. Cambié mi dieta, pasé horas en el gimnasio y me acostumbré al contacto físico. Subí de 175 a 190 libras. Mi padre incluso hacía que mi hermano menor Icky me defendiera con faltas duras para prepararme para la preparación física española”.
Todo ese esfuerzo tiene un objetivo: llegar a la NCAA como un jugador más completo. “Quiero que los entrenadores vean que puedo contribuir desde el primer día. Soy más maduro, más fuerte, más inteligente y más constante. Mi constancia demuestra que puedo encajar y prosperar en sistemas a los que no estoy acostumbrado. También refleja mi compromiso con mejorar constantemente: comer bien, trabajar extra fuera de los entrenamientos y ver muchísimos vídeos. Todos estos hábitos los he desarrollado desde que llegué a España, y mi rendimiento muestra que realmente marcan la diferencia. ”.
El objetivo de Connelly está claro y dice mucho de él, «mi objetivo principal es simplemente mejorar constantemente, no quiero mirar atrás a esta experiencia con ni una pizca de arrepentimiento por lo que podría haber hecho mejor. Quiero irme sabiendo que lo di todo, y eso vale para cualquier cosa que viva, no solo como jugador, sino como hombre».
Con esa actitud en la vida desde Globalon auguramos un futuro extraordinario a un jugador que gracias al Lucentum Alicante y este proyecto encabezado por el visionario Ionuț Georgescu, uno de esos locos que viven por y para el baloncesto, puede crecer mucho y llegar muy lejos en el baloncesto profesional, y todo desde Alicante al mundo.
Un modelo que desafía las normas
La historia de Michael demuestra que el camino inverso, Estados Unidos → Europa → NCAA, no solo es posible, sino especialmente valioso. En un mundo donde el talento se mide en estadísticas y highlights, él apuesta por la táctica, la lectura del juego y el crecimiento personal.
El Lucentum Basket Academy está construyendo un puente real entre Europa y Estados Unidos, y Michael es su mejor embajador. Su historia no es solo la de un jugador con futuro, es la de un modelo que puede cambiar las reglas del juego.




