
En el gimnasio, en Instagram o en la charla con los amigos, parece que para estar sano hay que seguir el menú de un campeón musculado de Instagram o del deportista de tu equipo preferido, mazado y musculoso. Algunos gurús del fitness y revistas especializadas nos bombardean con dietas imposibles, rutinas de seis comidas, suplementos y batidos a todas horas. ¿Pero de verdad lo necesitas o te están vendiendo la moto?
Muchos artículos están pensados para deportistas de élite, esos que sí entrenan a lo bestia:
Desayunan claras de huevo, avena y batidos, meriendan pechuga de pollo y cenan pescado blanco con verduras… ¡y entre medias cuelan barritas, BCAA, creatina y multivitamínicos! Normal: su cuerpo es una máquina y exige combustible de precisión para soportar entrenamientos brutales, muchas horas diarias y recargar para la siguiente sesión.
Pero ¿qué pasa con la gente corriente, esa que va un poco al gimnasio, sale a correr media horita o se mueve para no quedarse oxidada?…cuando le da tiempo, claro. Si copian los menús de los súper atletas, acaban comiendo el doble, gastándose un dineral y encima frustrados porque los resultados jamás llegan del mismo modo.
Así recibimos constantemente mensajes de ese tipo que nos dice que “te aseguro que haciendo esto estarás como yo” y algunos tienen la osadía de marcar un tiempo exacto en el que te ocurrirá. Da igual tu complexión, da igual tu edad, da igual tu planning de entrenamiento, tu masa muscular…en tres semanas serás como él, porque lo dice él, solo tienes que comprar ese producto “milagroso”. Así hay mitos que nos cuelan todos los días. Algunos ejemplos.
- “Si haces deporte, puedes comer lo que quieras”: Falso. Por muy duro que entrenes, no hay ejercicio mágico que compense los excesos.
- “Cuanta más proteína, más músculo tendrás”: Falso. El exceso se elimina y, encima, puede saturar tu organismo.
- “Sin suplementos no vas a mejorar”: Solo algunos deportistas profesionales necesitan su arsenal de polvos mágicos… Si eres mortal, la comida fresca es tu mejor aliado.
- “Olvídate de grasas y carbohidratos”: Error. Ambos son energía que tu cuerpo agradece. Lo importante es saber qué tipo y cuánto necesitas según tu actividad real.
El problema es que las cosas mal hechas terminan afectando a nuestra salud, que es lo más importante que tenemos y además estos asesores nutricionales se “benefician” de que los efectos perniciosos de sus consejos interesados no se verán mañana, al ser a más largo plazo no podrás relacionar tus “achaques” con aquello que aquel influencer me contó que era la píldora milagrosa.
Hay que ser extremadamente cuidadosos, críticos y cautelosos con ese milagro que luego será únicamente fuente de frustración y vaciado de los bolsillos. Las generalizaciones son siempre odiosas e injustas y hay en la red propuestas sensatas, sanas y fundamentadas, pero son más las excepciones que las realidades por lo que el escepticismo es un gran aliado para con los consejos de salud.
El día a día: sencillo y eficaz
La clave para la mayoría está lejos de menús extravagantes y suplementaciones de laboratorio.
Prioriza alimentos frescos, ajusta las raciones a tu actividad y disfruta la comida sin obsesión. Agua, fruta, pan integral, receta casera y sentido común.
Así que la próxima vez que veas la foto de un desayuno “súper pro” en Instagram, pregúntate: ¿entreno como ese atleta, o mi vida es la de una persona normal? Y sí, puedes estar sano sin vivir pendiente de una app de calorías.
Además, dependiendo de tu edad, habrás podido comprobar como conforme nos visitan los años, aquello que bajaba con “un poco” de esfuerzo ahora no baja ni con mucho esfuerzo, que los tiempos de reacción de nuestro cuerpo se alargan y que a la semana veía resultados a mi dieta que ahora mismo, en meses, me da resultados nimios, que hay «flotadores» que se emperran en continuar con nosotros toda la vida…y todo eso es parte de la ecuación que tendrás que ponderar a la hora de evaluar la información que nos envían y a veces casi nos exigen usar. Nuestro cuerpo es absolutamente diferente del de la persona que tenemos al lado, nuestras rutinas, nuestra base alimenticia…por lo tanto, mesura en los mensajes, dieta controlada y desconfianza ante los milagros temporales, porque simplemente, no existen.
Y siempre, y si te lo puedes permitir, nadie mejor que un dietista-nutricionista titulado para orientarte de verdad.
Deja que los olímpicos coman como olímpicos…y el resto ¡que disfrute la vida sin agobios!. Pura vida.