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::Baloncesto – Kostas Vasileiadis: del quinteto ideal de Eurocup al corazón del Lucentum

Una leyenda que ahora enseña a soñar en Alicante


Hablar de Kostas Vasileiadis es hablar de baloncesto en estado puro. Más de dos décadas en la élite, títulos, finales europeas y una reputación como uno de los tiradores más letales que ha visto la Liga ACB. Hoy, el griego cambia la pista por el banquillo y lo hace en Alicante, liderando el proyecto del Lucentum en 3ª FEB. Su misión: enseñar a competir y a vivir el baloncesto. Y eso, para una ciudad que respira deporte, es un regalo.

Del niño que soñaba en Salónica al campeón de Liga

Formado en el PAOK Salónica, debutó con apenas 18 años y pronto se convirtió en capitán. Con 21, Unicaja Málaga lo reclutó y lo convirtió en parte de un equipo histórico que conquistó la Liga ACB en 2006. Después llegaron Olympiacos, Bilbao Basket (donde fue máximo anotador en la final de Eurocup), Anadolu Efes, Obradoiro, Iberostar Tenerife y UCAM Murcia.

Su palmarés incluye títulos, récords y el reconocimiento como miembro del quinteto ideal de Eurocup. Un jugador que dejó huella en cada equipo y que ahora quiere transmitir todo lo aprendido.

Para mí es un sueño ser entrenador”

Cuando tomó la decisión de dar el salto a los banquillos no fue improvisada. “Tenía claro desde hace años que, cuando terminara mi carrera, quería ser entrenador”, explica Kostas. Durante sus últimos años en Murcia ya trabajaba individualmente con compañeros y completó los cursos de la Federación Española de Baloncesto.

Para mí es un sueño ser entrenador. Es muy diferente a lo que el baloncesto te exige como jugador, pero estoy muy feliz porque puedo aportar mi experiencia después de 25 años jugando al primer nivel. Creo que puedo tener ideas diferentes a otros entrenadores, enseñar otras cosas a mis jugadores”. Su mente, una maquina en ebullición para y por el baloncesto, siempre está pensando en qué aportar a este deporte que le ha dado todo y sus pupilos son los receptores finales de su extraordinario saber.

Ecuador: el primer gran reto

Su primera experiencia como técnico fue en Cuenca, no la española, sino la de Ecuador, donde llevó al Cuenca Basket Club de luchar por entrar en Playoffs a disputar una final ante más de 7.000 personas. “Lo hicimos jugando un baloncesto diferente, atractivo, y eso hizo que la afición conectara con nosotros”, recuerda. Aquella etapa le confirmó que estaba listo para liderar desde el banquillo.

España, su segunda casa

Kostas es un griego casi hispano. Nuestro país le ha dado mucho, “vuelvo al país donde me abrieron las puertas como jugador, ahora en otro puesto y preparado para ayudar a los más jóvenes a competir y disfrutar de este deporte”, afirma Kostas, que no oculta su gratitud.

España me cambió la forma de pensar y de ver el baloncesto. Aquí todo es más rápido, más táctico, y necesitas un IQ muy alto para tomar decisiones en segundos. Eso es lo que quiero transmitir ahora”.

Lucentum: formar antes que ganar

El proyecto en Alicante es claro: formar jugadores y crear hábitos profesionales. “Algunos chicos llegan con carencias en fundamentos básicos, pero en mes y medio hemos visto evolución en todos: técnica, mentalidad y hábitos”, explica. Y si algo no asusta a este griego son los retos. Muy al contrario, los asume con valentía, como lo ha hecho siempre en su trayectoria profesional. Desde sus primeros pasos en Salónica hasta las noches mágicas en Bilbao o Málaga, Kostas ha demostrado que la presión no le intimida: la convierte en motivación. Hoy, en Alicante, ese carácter se traduce en una misión clara: transformar jóvenes promesas en jugadores preparados para competir al máximo nivel.

En Alicante ha encontrado el equipo perfecto para poder conseguir unos objetivos que no solo se centran en simplemente ganar, “mi objetivo no es ganar partidos, sino cambiar su mentalidad. Que entiendan que el baloncesto exige disciplina, trabajo y compromiso. Si lo hacen, podrán competir contra cualquiera”.

Porque para Kostas, formar jugadores no es solo enseñar sistemas, es inculcar valores que duren toda la vida. Quiere que cada entrenamiento sea una lección de carácter, una oportunidad para que estos jóvenes descubran que el verdadero triunfo no está solo en el marcador, sino en la forma en que se enfrentan a los retos.

El caso Michael Joseph Connelly: talento en bruto

Entre los nombres propios destaca Mike Connelly (2006), un base con talento natural que está puliendo su juego en Alicante. “Tiene un potencial enorme. Estamos trabajando su lectura del juego, su toma de decisiones y su tiro exterior. Si mantiene este nivel de compromiso, no tiene techo”, asegura Kostas.

Hábitos y valores: la base del éxito

Para Vasileiadis, el éxito empieza fuera de la pista: “Llegar pronto, preparar el cuerpo, ver vídeo, analizar errores… Si esto se convierte en parte de tu vida, tendrás oportunidades en España y en Europa”.

Su método es claro: exigencia y cercanía. “Quiero que mis jugadores sean felices en la pista, pero también responsables. El baloncesto es pasión, pero también trabajo”.

Un futuro ambicioso

Quiero crecer como entrenador, aprender cada día y dar pasos firmes. Después de 20 años como jugador sé lo que funciona y lo que no. Mi objetivo es llegar lo más alto posible, pero siempre disfrutando del camino y viendo cómo mis jugadores progresan”.

Epílogo: Alicante, tierra de baloncesto y sueños

Que un jugador con esta trayectoria esté hoy en Alicante formando jóvenes es mucho más que una buena noticia: es un regalo para el baloncesto local. Kostas Vasileiadis no solo enseña sistemas y técnica; transmite cultura, experiencia y valores que solo alguien que ha vivido la élite puede ofrecer.

En cada entrenamiento, en cada consejo, hay algo de su historia: la del niño que soñaba en Salónica, la del tirador que hizo temblar pabellones en Bilbao y Málaga, la del líder que ahora quiere que otros alcancen el cielo del baloncesto.

Porque cuando Kostas habla, no solo enseña baloncesto: enseña vida. Tenerlo aquí es como tener un pedazo de la historia del baloncesto europeo escribiendo el futuro en Alicante. Y eso, simplemente, es un privilegio.

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