Atletismo

::Pértiga – Grigoriy Yegorov: del podio olímpico junto a Bubka a enseñar a “volar” en Alicante

El medallista en Seúl 88 revela secretos, retos y curiosidades de la pértiga, la prueba más acrobática del atletismo.

Entrevista en exclusiva para Globalon.

Cuando Grigoriy Yegorov recuerda los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, lo hace con una serenidad que sorprende: como si nada nos dice, “quedamos en podio: primero Bubka, segundo Gataullin y tercero yo. Todos del mismo equipo”. Así, con una humildad que solo tienen los grandes, resume lo que para cualquier atleta sería el sueño de una vida. Pero detrás de esa frase hay una historia fascinante: la de un joven soviético que empezó en la pértiga casi por casualidad y terminó compartiendo equipo con la leyenda Serguéi Bubka.

De la Unión Soviética a Alicante: una vida dedicada al deporte

Yegorov nació en la antigua URSS, en una ciudad, Shymkent, donde el deporte era parte del ADN social. “Probé de todo: gimnasia, fútbol, baloncesto, lucha, boxeo… hasta waterpolo”, recuerda. Su talento para las matemáticas lo llevó a una escuela especial, pero la pértiga se cruzó en su camino a los 14 años y lo cambió todo: “Mejoraba un metro por año: 3 metros, 4, 5… hasta llegar a 5.60”. A los 18 ya cobraba más que sus padres gracias al deporte y viajaba por el mundo en una época en la que eso era un privilegio.

En 1996 llegó a España. “El siglo pasado”, bromea. Desde entonces, ha dedicado su vida a formar nuevas generaciones en un deporte que exige tanto como ofrece.

Grigoriy Yegorov – Fotografía: Hugo Belchí

¿Qué hace única a la pértiga?

El salto con pértiga es la prueba más completa del atletismo. No basta con correr rápido ni con ser fuerte: necesitas velocidad, potencia, coordinación, agilidad, flexibilidad y, sobre todo, valentía. “Cuando corres es atletismo, cuando saltas es acrobacia”, explica Yegorov.

El objetivo es transformar la energía de la carrera en altura, utilizando una pértiga que se dobla y devuelve esa energía para impulsarte por encima del listón.

¿Sabías que…?

  • La pértiga no es de metal, sino de fibra de vidrio o carbono, materiales que permiten flexión sin romperse.
  • Cada atleta necesita la pértiga adaptada a su peso, velocidad y técnica. No hay una “pértiga universal”.
  • El salto perfecto dura apenas 5 segundos, pero detrás hay años de técnica y preparación.

El secreto de los campeones

Para Yegorov, la clave no está solo en la técnica: “El secreto está en la fuerza mental. En unos Juegos Olímpicos todos son buenos; lo que marca la diferencia es la cabeza”. La psicología deportiva fue parte de su preparación en la selección soviética: “Si crees que eres el mejor solo por talento, te estancas. Hay que poner nuevas metas y seguir trabajando”. Esa preparación psicológica la inculca a sus pupilos sabiendo que es parte del secreto del éxito final.

¿Cuánto cuesta volar?

Practicar pértiga no es barato.  Como club, “necesitas una colchoneta específica y unas 30 pértigas distintas. Cada una depende del peso y la preparación del atleta”. ¿El precio? Entre 500 y 1.500 euros por pértiga. Y el transporte es otro quebradero de cabeza: “En tren no puedes, en avión casi nunca. A veces los deportistas van a la competición directamente y el entrenador tiene que cruzar un continente en coche con las pértigas”. Tres veces le han perdido el material en viajes internacionales.

Su palmarés y su visión actual

Medalla de bronce en Seúl 88, campeón de Europa en pista cubierta (La Haya, 1989) y plata en el Mundial de Stuttgart 1993 con un salto de 5,90 metros, solo superado por Bubka (6,00). Hoy, desde Alicante, analiza el presente: “Hay instalaciones, pero falta ambición y continuidad. Muchos abandonan porque la progresión es lenta. Se necesitan buenos entrenadores y apoyo económico”.

¿Por qué probar la pértiga?

“Es la prueba más complicada del atletismo, pero también la más bonita. Si lo aprendes bien, engancha”. Su consejo para los jóvenes: “Paciencia. Un buen salto se consigue tras 6-8 años de entrenamiento. Que disfruten, porque sin pasión no hay progreso”.

Cómo se entrena un pertiguista

  • Velocidad: la carrera es clave para generar energía.
  • Fuerza: brazos, hombros y core son fundamentales para controlar la pértiga.
  • Técnica: aprender presentar, a clavar la pértiga en el cajetín y aprovechar la flexión.
  • Acrobacia: el giro en el aire y la extensión final son puro arte.
  • Psicología: entrenar la mente para competir bajo presión.

Epílogo: Desde la pértiga al cielo

Grigoriy Yegorov – Fotografía: Hugo Belchí

Grigoriy Yegorov habla con la serenidad de quien ya ha tocado el cielo y sabe que la gloria no se mide solo en medallas, sino en el legado que deja. Hoy, en Alicante, su voz suena tranquila y serena como un puente entre dos mundos: el de las leyendas que conquistaron los estadios y el de los jóvenes que sueñan con volar.

Porque la pértiga no es solo un deporte. Es un pacto con la gravedad, un desafío a lo imposible, un salto que empieza en la tierra y termina en el aire, donde por unos segundos todo se detiene. Es ciencia y arte, fuerza y belleza, vértigo y control. Es la metáfora perfecta de la vida: correr con decisión, creer en uno mismo, apoyarse en lo aprendido, doblarse sin romperse y, al final, elevarse.

Yegorov lo sabe. Lo vivió cuando besó metal en las olimpiadas y lo siente ahora cada vez que coloca una pértiga en las manos de un niño. “Paciencia, pasión y cabeza”, repite como un mantra. Porque detrás de cada salto hay años de trabajo, de dudas, de sueños que parecen lejanos… hasta que un día se cumplen.

En el horizonte, los próximos protagonistas de esta serie, los jóvenes que entrenan bajo su experta y casi paterna mirada, ya afinan su técnica. Son la nueva generación que quiere escribir su propia historia, la que llevará la pértiga desde Alicante hasta el cielo. Y cuando lo hagan, en cada vuelo habrá algo de Grigoriy: su experiencia, su fuerza mental y esa convicción de que volar no es un milagro, sino el resultado de creer y perseverar.

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