El domingo puede convertirse en una fecha marcada en rojo para el atletismo levantino. Nace el primer Maratón Internacional Elche–Alicante, un estreno ambicioso que reunirá a 4.300 corredores en un recorrido que no solo llama la atención por su diseño, sino por el altísimo nivel de la élite africana presente en la línea de salida.
A la cabeza del cartel aparece el eritreo Hiskel Tewelde, un fondista de prestigio internacional que lleva desde 2011 luciendo el récord nacional de Eritrea (2h 04:35). Sus compatriotas y los corredores etíopes y kenianos forman un bloque africano que llega dispuesto a dinamitar el crono en un trazado que, en teoría, favorece las velocidades altas: prácticamente llano, con largos tramos de suave descenso y con la brisa mediterránea como aliado.
Un recorrido para volar: de la historia de Elche al brillo del puerto de Alicante
Es difícil encontrar en España un maratón con una estructura así. De hecho, solo tiene un equivalente mundial claro: Boston, una de las pruebas más icónicas del planeta. Unir dos ciudades es poco habitual, y en este caso, además, se hace con un guion casi cinematográfico.
La salida se dará a las 9:00 horas desde el Palacio de Altamira, en pleno corazón histórico de Elche. Desde ahí:
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11 kilómetros atravesarán el casco urbano ilicitano,
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20 kilómetros recorrerán el tramo intermedio entre ambas ciudades,
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y los 11 finales devolverán a los corredores al bullicio de Alicante, con meta en el Muelle 12 del puerto, un escenario pensado para que el público pueda vivir la llegada con intensidad.
Un maratón con acento internacional
La prueba no solo tendrá un nivel élite notable, sino también una participación global que habla de su atractivo: el 25% de los corredores llega de más de 50 países distintos. Desde Francia y Reino Unido hasta Estados Unidos, México o Nueva Zelanda. Un debut que, para ser primera edición, ya se comporta como un maratón consolidado.
Una maquinaria logística preparada para el reto
El Club Atlético Montemar, organizador del evento, ha desplegado una estructura de auténtico gran evento. 350 voluntarios, ocho puntos de avituallamiento estratégicamente distribuidos y diferentes zonas de animación acompañarán a los corredores durante los 42 kilómetros y 195 metros. La intención es clara: que nadie corra solo y que el ambiente recuerde a las grandes citas urbanas del calendario internacional.
Incluso las medallas conmemorativas, diseñadas conjuntamente por los Ayuntamientos de Elche y Alicante, llegan cargadas de simbolismo: por un lado, la Dama de Elche, icono ilicitano; por otro, la Cara del Moro del Castillo de Santa Bárbara, emblema de Alicante. Dos ciudades, dos identidades y un maratón que pretende unirlas para siempre en la memoria de los participantes.
Un estreno que apunta alto
Con atletas de talla mundial, un trazado favorable y una puesta en escena cuidada al detalle, el Maratón Internacional Elche–Alicante llega dispuesto a dejar huella desde su edición número uno. Si el tiempo acompaña y la carrera se lanza rápida desde el inicio, no sería descabellado esperar marcas de nivel internacional.
El domingo, más que un maratón, llega una declaración de intenciones: Elche y Alicante quieren hacerse un hueco en el mapa global del running. Y, a juzgar por este estreno, apuntan en la dirección correcta.
